¿FORMA DESEADA, DESEAMOS Y SOMOS CUERPOS DESEANTES?

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¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

lunes, 2 de marzo de 2009

BIOGRAFIA DEL CUERPO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
LIC. EN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA
REGIONAL CUNDINIMARCA












TALLER 1 “PEDAGOGÍA DEL CUERPO”
BIOGRAFÍA DE MI CUERPO











MARTHA YOLIMA GARZÓN JIMÉNEZ
mygarzon.led5@javeriana.edu.co











BOGOTA 5 DE MARZO DE 2009





Los recuerdos que guardo en mi mente sobre mi infancia, realmente no son muy gratos y no se parecen en nada a las historias asombrosas de sobreprotección y cuidados que narraran otros; debido a que por aquella época, mi madre no era más que una simple niña que vivía en el campo y que a duras penas cursaba grado décimo y mi padre, simplemente era un obrero que se ganaba la vida con un jornal. Fue por esto que mi madre a pesar de quererme mucho, tuvo que alejarse de mi lado, cuando yo sólo contaba con un año de edad; para irse a continuar sus estudios.
Mi padre, quien era el encargado de mi cuidado, igual debía trabajar, para lograr mi sustento y el de mi madre, es por esto que me dejaba las jornadas enteras al cuidado de mi abuela, quien a pesar de quererme, no era alguien que se preocupara en lo más mínimo, por mi cuidado personal, a causa de esto, nunca estaba limpia, ni con zapatos, o con el cabello limpio y desenredado, tampoco con el atuendo adecuado, con el que debería permanecer una niña en este proceso de crecimiento.
Mis juguetes se redujeron a palos, piedras, animales o simple tierra; durante un año eterno esperaba a que llegase la navidad, para que mi madre me trajera la muñequita que siempre abría y cerraba los ojos.
Las cosas empeoraron un poco con la llegada de mi hermanita, ya que ahora yo sentía que estaba más alejada a aquello, que tenía por familia y a los pocos o nada de cuidado de mi abuela.
Mi vida y mi historia triste, realmente empezaron a cambiar un poco cuando mi madre, termino sus estudios y me llevo a vivir a su lado, ya que me sentía querida, protegida, cuidada y más importante que los demás niños; aquella niña abandonada, ahora era la hija de la profesora de la vereda, cosa por la cual, los otros niños, la querían, la respetaban, querían jugar con ella y la veían como el ser al que más había que cuidar en este lugar; claro esta que en este lugar, sufrí un accidente el cual me marco no solo la piel, sino la mente para toda la vida;1 en una tarde cualquiera, me encontraba jugando con los compañeritos, resbale y rodé por un potrero, con la mala fortuna que un alambre de púa, corto una parte de mi muslo muy profundamente, dejando en el una cicatriz, la cual he procurado mantener alejada de todos los ojos curiosos, debido a su fealdad; desde entonces nunca he usado en lugares públicos, faldas, pantalonetas, trajes de baño o cualquier tipo de prenda, que permitiere a los demás conocer esta parte de mi cuerpo; debido a que como el resto de la humanidad, busco uniformar mi cuerpo al paradigma de belleza..2
Al cabo de un tiempo, mi madre me llevo a estudiar a un colegio femenino de carácter interno, aunque este, era dirigido por monjas; las normas eran muy básicas, ya que solo se manejaba los grados de tercero a quinto, con edades que oscilaban entre los siete y nueve años y además con una característica fundamental, la condición para entrar a aquel colegio, era pertenecer al área rural..

Debido a esto allí nunca se hablo de sexo, sexualidad, noviazgos; el desempeño rutinario se limitaba a las creencias religiosas, formas hábitos de aseo, ética, glamour y presentación personal, nunca se nos llevo a experimentar y crear con el cuerpo. 3
En las vacaciones o días de salida, uno de mis padres de recogían y me llevaban directamente a la finca, impidiendo totalmente que tuviese un roce, aunque pequeño con el resto del mundo.

Cuando cumplí diez años, empecé el bachillerato y allí las cosas si fueron diferentes, al cambiar de colegio, aunque mi condición de interna seguía igual, llegué a un mundo, al cual “sin exagerar”, no conocía un poquito, Fue como soltar una oveja entre una manada de lobos. El 90% de mi tiempo, yo estaba en la biblioteca; motivo por el cual me apodaban “la ratona recatada”, porque aparte de esto, si escuchaba una grosería o cosas a las que no estaba acostumbrada, tapaba mis oídos con las manos.
Me costo un poco de tiempo y trabajo acostumbrarme a la nueva condición, pero poco a poco fui perdiendo el miedo al nuevo mundo, en el cual me desenvolvía ahora, fue así como empecé a remplazar las tardes de lectura y estudio, por tardes de baile, convirtiéndome en una excelente bailarina. Mi mundo se transformo totalmente, ya no quería los primeros puestos en el colegio, poco o nada me importaban los libros, realmente sólo me interesaba, las fiestas, los “amigobios”, así llamados en este tiempo a los amigos que se les daban besos en la boca, la niña noble, se convirtió en una joven inmanejable, la cual al poco tiempo fue expulsada del internado.
La vida de externa, para quien estaba explorando este sin fin de cosas, las cuales nunca había sabido ni que existían y que aparte le fascinaban, fue “el éxtasis total”, ya no tenía que pedir permisos o escaparse, para asistir a una fiesta o salir con sus amigos de paseo, hacer locuras, beber, fumar.
Como todo, llega un momento en que tiene que suceder algo, que te detenga; cierta tarde, cuando ya contaba con quince años, llego a mi casa, como era costumbre, “Henry”, quien era tal vez, lo que yo consideraba mi mejor amigo, después de hablar y tomarnos un par de cervezas, sin saber por que o sin que hubiera existido algún tipo de relación amorosa, le había entregado a aquel hombre, lo que en aquel entonces, era tan preciado e importante en una mujer “su virginidad”. Desde este momento, ya no sabía como tratar a mi amigo, o como mirarlo a los ojos, existiendo un temor aún mayor, no había sido algo planeado y por lo tanto no había existido ningún tipo de protección, así que lloraba día y noche por lo que había sucedido y por lo que podía suceder aún.
Afortunadamente, aquel episodio, no tuvo mayores consecuencias, por lo menos no físicas, aunque si psicológicas, me tomo un largo rato volver a adaptarme a mi grupo social. Solo se, que desde aquel día, hice un pare a aquella loca carrera de rebeldía e intolerancia social, así que nuevamente me apropie de mis estudios; con esto no quiero decir que haya abandonado, mi alegría, mi gusto por las fiestas, los paseos y los amigos; solo que ahora me ubicaba dentro del contexto, en el que estaba y tomaba las cosas con una seriedad tan grande, hasta el punto que yo misma me aterraba de esto.
Talvez, lo que paso aquella tarde, aunque no fue el gran episodio de la vida, ni me “emocione” realmente, el hecho de tener que repetirlo, fue una experiencia que me forjo, no solo como mujer, sino como persona, en todos los sentidos de la palabra.
Después de muchos años, tengo la plena convicción, de que aquel día, fue solo el día en que perdí mi virginidad, más no fue la primera vez que hice el amor o que disfrute una relación sexual, eso me lo enseño el tiempo y el experimentar mucho después con una persona a la cual, no le estaba entregando solamente mi piel, sino mi ser, mi esencia por completo.
Hoy puedo decir, que lo que soy, no fue gracias a castigos, reprimendas o prohibiciones, sino que me forme como sujeto, prácticamente sola, sin tener una familia al lado, tanto así que después de los seis años, regrese a vivir a su lado cuando ya tenía diecisiete, sino que lo que soy son elementos, aportes cosas, que tome de las culturas dentro de las cuales me forme y me encontré inmersa, afortunadamente, pude hacer un paro en el camino a tiempo y formar una mujer de bien y servicio a la sociedad.

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