Hugo Alexander Ortiz Uribe
Centro Regional – Antioquia
Después del hogar, el espacio escolar es el escenario privilegiado en el que se generan actitudes para el cuidado del cuerpo y donde se da la posibilidad de “desencarcelarlo”, en la medida que el docente promueve actividades que requieren la interacción del cuerpo, de cada uno de sus estudiantes con los demás seres que lo rodean, se presentan situaciones en las que los niños y niñas, se sumergen en el mar de sus emociones y sacan a flote sentimientos, expresando las ideas que los preocupan, los conmueven y en muchas ocasiones son la causa de sus temores.
Por otro lado, a partir de la imagen de “la mujer en el nido”, puedo decir que hace parte de la desafortunada realidad que aún viven muchas de las mujeres de nuestra sociedad, ya que el consumismo, los mass media y el machismo, les han cortado las alas, volviéndolas objetos de consumo y vulnerando sus sentimientos.
Finalmente, considero que somos los docentes los llamados a la formación de seres; que en primer lugar son personas llenas de virtudes, valores y contravalores, pero que son condiciones del ser humano como tal, más no debemos pretender moldear cuerpos ya constituidos, sino propiciar espacios que permitan a los estudiantes expresar sus necesidades, sin temor a ser juzgados por decir lo que piensan, lo que sienten y por lo que son; es decir fortalecer actitudes de respeto por las diferencias individuales.
Centro Regional – Antioquia
Después del hogar, el espacio escolar es el escenario privilegiado en el que se generan actitudes para el cuidado del cuerpo y donde se da la posibilidad de “desencarcelarlo”, en la medida que el docente promueve actividades que requieren la interacción del cuerpo, de cada uno de sus estudiantes con los demás seres que lo rodean, se presentan situaciones en las que los niños y niñas, se sumergen en el mar de sus emociones y sacan a flote sentimientos, expresando las ideas que los preocupan, los conmueven y en muchas ocasiones son la causa de sus temores.
Por otro lado, a partir de la imagen de “la mujer en el nido”, puedo decir que hace parte de la desafortunada realidad que aún viven muchas de las mujeres de nuestra sociedad, ya que el consumismo, los mass media y el machismo, les han cortado las alas, volviéndolas objetos de consumo y vulnerando sus sentimientos.
Finalmente, considero que somos los docentes los llamados a la formación de seres; que en primer lugar son personas llenas de virtudes, valores y contravalores, pero que son condiciones del ser humano como tal, más no debemos pretender moldear cuerpos ya constituidos, sino propiciar espacios que permitan a los estudiantes expresar sus necesidades, sin temor a ser juzgados por decir lo que piensan, lo que sienten y por lo que son; es decir fortalecer actitudes de respeto por las diferencias individuales.
