¿FORMA DESEADA, DESEAMOS Y SOMOS CUERPOS DESEANTES?

¿FORMA DESEADA, DESEAMOS Y SOMOS CUERPOS  DESEANTES?

¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

sábado, 7 de marzo de 2009

PEDAGOGIA DEL CUERPO

Pontifica Universidad Javeriana
Facultad de Educación
Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana
Ayda Mónica Rhenals Florez
C.C. 45.754.339

“El cuerpo es tu instrumento muévelo como se te dé la gana”.

Esa mañana al despertar supo que el mundo entero giraba en torno a ella. Se levanto, se baño y orgullosa miro su uniforme tendido sobre la cama.
Era su primer día en la escuela, después de haber pasado por un proceso largo finalmente había sido admitida en la escuela que su madre había soñado para ella.

Desde siempre fue la niña más esperada, después de mucho años de espera su madre y abuela finalmente la conocieron, pequeña llorona como todos los recién nacidos, al hospital se acercaron todos sus familiares a conocerla y desde ese primer instante la amaron.
Su madre experimentó el dolor de la ausencia de su padre. Este falleció estando ella de tan solo 4 meses de gestación.
Con una familia incompleta no fue fácil el enfrentar una sociedad conservadora en donde el señalamiento por cualquier circunstancia estaba siempre al orden del día.

Tan solo contaba con dos años de edad cuando fue alcanzada por un cable de alta tensión que le ocasionó una quemadura grave en la mano Izquierda. El accidente fue devastador para la familia.
A pesar de la gravedad del accidente y la preocupación de su salud, no faltó el comentario hiriente para su madre, como: ¿Y qué será de ella ahora que le quede ese defecto en la mano?
Después de varias intervenciones quirúrgicas el objetivo se logro; le salvaron la manito y tiempo después la terapia le ayudo a recobrar el movimiento.

Creció feliz le brindaron absolutamente todo lo que necesitó amor, amor y mas amor. Con una madre luchadora, emprendedora, no le quedo más que seguir este ejemplo.

Era más alta que sus compañeras, mas desenvuelta a la hora de estar expuesta a la gente.
No vaciló nunca en contestar a quien así lo merecía, sin embargo había algo que ella veía que sus amigas si hacían pero a ella no le llamaba la atención. Los muchachos de su edad.

De pronto no los miraba como sus amigas porque ellos nunca la observaron con la mirada de reproche y rechazo que sentía cuando una broma pesada le jugaban con respecto a su defecto.
Por años sufrió el desplante y las bromas mal intencionadas, pero guardaba silencio, de pequeña lo trabajó tan efectivamente de la mano de un profesional que cuando estaba más grandecita se sentía más segura de su mano y de ella.

Una vez tenía enfrente a los muchachos solo sentía que al lado de ellos estaba segura, los veía como a los hermanos que nunca tuvo. Mientras sus amigas se pasaban horas en frente al espejo arreglándose para poder atraer a los chicos, ella sin pretensiones de ninguna clase los atraía a todos. La razón muy simple, era como si las cosas funcionaran como en una manada.
Y a ella la habían aceptado. Pasó de vestir las más finas prendas a lucir casi como un niño más. Su larga cabellera la cortó, y cada vez trepaba arboles con mayor pericia.
La amistad duro por años y las niñas finalmente entendieron que ella tan solo sentía identificación más no atracción, de igual manera los niños hacia ella.

Como todos los domingos asistía al almuerzo familiar en donde su tía preferida. Allí se encontraba con los demás miembros de su familia materna. Primos y primas jugaban sin control mientras las risotadas se confundían con el sonido del mar. Fue cuando sin querer escuchó una conversación que venía de la cocina.

Su madre y tía conversaban de los hijos y de pronto la tía con gran cariño replica: Si que linda, ya hasta los senitos se le formaron, que bella. Ella al escuchar esto sintió que el mundo se le movió. Le dieron nauseas y salió corriendo.
Al llegar a casa la madre le dice que le gustaría que antes de irse a dormir conversaran un rato.

Durante esta conversación le explica los cambios corporales que a medida la mujer crece va teniendo. Ella se ve al espejo y lo primero en lo que piensa es que ya sus amigos no la aceptaran más, porque ahora si sería una niña mas como cualquier otra. No lo acepta y se acuesta a dormir.

Hoy cuando ha crecido lo suficiente ha comprendido que el crecer no fue tan malo del todo, que gracias a eso construyó una bella familia con un marido que como ella ama y disfruta del estar juntos porque una vez así son uno solo.
Pasaron muchos años para llegar a comprender que aunque crecer duele, es inevitable. Cuida de su cuerpo y ofrece la expresión que este le muestra para darse más como persona y divertirse con sus alumnos jugando y aprendiendo. Y de paso les trasmite a sus alumnos que el cuerpo debe ser mirado como una orquesta con muchos instrumentos que sincronizados muestran una bella y armoniosa melodía.