El texto provoca, insita a escribir lo que se siente y piensa sobre y desde los sentidos. Ellos sin duda son parte esencial de este sistema llamado cuerpo y de hecho tienen una excelente memoria. No podemos permitir el adormecimiento de ellos, pues sólo lograríamos establecer una negación del ser, y de todo lo que está dentro de ese mundo llamado cuerpo humano.
Atendí al llamado del autor, y quise escribir este breve texto.
Inmerso en el mundo, un conjunto de sentidos deambula recogiendo uno a uno los colores,los sonidos, los aromas, las formas, las texturas.
El recorrido es fascinante cuando en la frescura de la mañana, con el claro sol naciente, el tacto percibe la tibieza y el calor; el olfato va tras el exquisito aroma del chocolate recién preparado y el gusto se dispone a saborear el calentado que ante la vista se presenta con múltiples formas y colores; el sonido que desprende el fuego de la leña, el rumor de la quebrada cercana y el rastrillar del machete en el rastrojo, como sonidos que el oído no descarta, hacen de la jornada matutina en el campo una aventura sin igual.
Al tomar el rumbo hacia la parcela vuelven los sentidos a jugar: las flores se hacen agradables a la vista, sus colores y matices de gran variedad se plasman allí para siempre, su fragancia queda grabada en el olfato , quizás como el más grato recuerdo, el olfato tiene una especial memoria . El olor a campo es inconfundible y agradable. El contacto con el rocío hace a las neuronas trabajar , la piel siente y guarda también en su memoria, las sensaciones perduran.
Los sentidos van archivando poco a poco y reciben nuevos mensajes . La violencia llega al campo y empiezan a encontrar información que nunca hubiesen deseado. El grito lastimero por el oído captado, tras el dolor del campesino torturado; la vista perpleja ante el horror de multitud de cuerpos mutilados; el olfato absorto ante el nauceabundo olor a sangre caliente de los cuerpos fluyendo; el gusto se queda con el sinsabor y la amargura; el tacto sensible se queda impávido y en un instante por el dolor desgarrado el cuerpo solo anhela tornar a la memoria del pasado , cuando la violencia aún no había llegado, cuando el olor de nardos y azucenas los caminos adornaban y no las salas de los velorios y las casas de los cuerpos vilmente asesinados.
Vilma del Socorro Càrdenas Gòmez .
estudiante pedagogìa del cuerpo
Regional Antioquia.
¿FORMA DESEADA, DESEAMOS Y SOMOS CUERPOS DESEANTES?

¿SON NUESTROS CUERPOS REPRIMIDOS DE UNA EPOCA?

sábado, 4 de octubre de 2008
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