Te entrego mi cuerpo flácido y desgastado por los años pero que aún se estremece y vibra por tus besos. Te propongo dibujar con la punta de mis dedos cada arruga, poro y cicatriz en tu cuerpo. Que nuestra mente nunca se oponga al deseo y la pasión que todavía sentimos al hacer el amor.
Es necesario cuestionar y replantear la manera en que como sujetos nos relacionamos con nuestro cuerpo. Desde la estética de la crueldad cabe reflexionar sobre los imaginarios de amor, afectividad, sexualidad, erotismo, pasión y morbo que aún hacen parte de nuestra cultura. Considero que la manipulación a la cual hemos sometido el cuerpo radica en la imposición de ciertos roles que el hombre está sujeto a representar. El ser humano en el afán de cumplir con las exigencias de una sociedad que cada día busca más altos niveles de productividad se convierte en un producto y la negación del cuerpo como su máxima expresión de crueldad.
Es necesario cuestionar y replantear la manera en que como sujetos nos relacionamos con nuestro cuerpo. Desde la estética de la crueldad cabe reflexionar sobre los imaginarios de amor, afectividad, sexualidad, erotismo, pasión y morbo que aún hacen parte de nuestra cultura. Considero que la manipulación a la cual hemos sometido el cuerpo radica en la imposición de ciertos roles que el hombre está sujeto a representar. El ser humano en el afán de cumplir con las exigencias de una sociedad que cada día busca más altos niveles de productividad se convierte en un producto y la negación del cuerpo como su máxima expresión de crueldad.
Alejandra Botero
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